Condiciones legales y políticas para establecer Airbnb. ¿Triunfará la economía colaborativa? (Geo 5)
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| Fuente: http://bit.ly/2CC0N2P |
En el siguiente post hablaremos sobre Airbnb, como plataforma basada en la “polémica” economía colaborativa. En las siguiente líneas nos enfocaremos en analizar cuáles son las bases legales y políticas que hacen falta para llevar a cabo este tipo de “House Sharing”.
Como ya sabemos, este es uno de los temas más polémicos y que han ocasionado (y ocasionarán) más de un debate entre profesionales del sector, representantes de la empresa, agrupaciones vecinales e instituciones políticas. Y esque un acuerdo para satisfacer a todos los bandos, hoy por hoy, parece toda una hazaña.
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| Fuente: http://bit.ly/2j8B3T4 |
En primer lugar, veámos cuál es la situación actual en el ámbito político. En este caso, nos centraremos en la comunidad autónoma de Cataluña, ya que es el lugar en el cual residimos, pero no por ello, evitaremos comentar ejemplos de otros lugares que tienen una situación similar.
Hasta mayo de 2013 pocas autonomías ponían límites y la Ley de Arrendamientos Urbanos, estatal, permitía alquilar casas por periodos cortos, siempre que se tributara por los ingresos.
Pero después todo
cambió: el Gobierno sacó las vivnedas turísticas de esa legislación e invitó a las comunidades autónomas a regular a su antojo. Además, las CCAA han tenido que dejar espacio a que los municipios, responsables de los planes urbanísticos, puedan imponer sus límites.
En julio de 2014, la Generalitat impuso a la plataforma Airbnb una multa de 30.000 euros por suponer que esta prestaba servicios turísticos sin contar con las licencias correspondientes, imponiéndole además la obligación de cesar su actividad en el territorio catalán. Airbnb, decidió recurrir y, dos años y medio más tarde, un Juzgado de Barcelona falló a su favor. El Magistrado del Juzgado Contencioso Administrativo número 11 de Barcelona dictaminó, y cito palabras textuales, que: “Airbnb ofrece un espacio abierto digital de comunicación entre usuarios por el que cobra una comisión. En otras palabras, Airbnb es una simple plataforma de intermediación entre particulares en materia de alojamientos turísticos, lo cual no significa que dicha actividad quede enmarcada dentro de las actividades propias del sector del turismo.” Con lo cual, dicha sentencia podría sentar las bases sobre la legalidad de este tipo de economía colaborativa.
En el caso de Barcelona, una de las ciudades europeas con mayor oferta de servicios de Airbnb pero también dónde han habido muchos “tira y afloja” entre la empresa californiana y el ayuntamiento local, el lunes 6 de marzo de 2017 entró en vigor, con su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona (BOPB), el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT), aprobado en el Plenario Municipal del 27 de enero de 2017.
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| Fuente: http://bit.ly/2ARPPZM |
La Generalitat de Catalunya aprobó el informe de la Comisión Interdepartamental para el desarrollo de la economía colaborativa como primer paso para abordar el encaje de la economía de plataformas.
El objetivo de la misma es facilitar el desarrollo de estas nuevas prácticas y, al mismo tiempo, garantizar una competencia leal y el respeto a los derechos de los consumidores. Diferenciando, en cada caso, quienes realizan una actividad particular y quienes una actividad es empresarial.
En el ámbito de las viviendas de uso turístico, el informe propone la creación de una nueva modalidad, el hogar compartido, que se define como una oferta turística no profesional que radica en compartir la vivienda principal (domicilio habitual y permanente) por períodos de corta duración. Los requisitos para ejercer esta modalidad, son el empadronamiento en la vivienda donde se realiza la actividad, la cédula de habitabilidad vigente y la oferta de un número máximo de plazas, que acreditarán mediante la declaración responsable ante la autoridad municipal.
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| Fuente: https://bit.ly/2J1V8ts |
El objetivo de todas estas medidas es “evitar la economía sumergida” y la “indefensión del consumidor”, ya que este tipo de alojamientos se hallaban, y lo siguen haciendo en muchos lugares, en un limbo jurídico, por lo que estaban, entre otras cosas, en el punto de mira del sector hotelero.
Tras consultar varios artículos, documentos académicos y estudios nos pareció interesante un fragmento de un estudio de la OCU que ha realizado junto a la UCM (Universidad Complutense de Madrid) llamado “Colaboración o negocio. Consumo colaborativo: del valor para el usuario a una sociedad con valores”, en el cuál se dividen las plataformas según su propósito principal:
· 46% de las plataformas (55% de las 21 operan en España) están orientadas a la conexión de usuarios en redes de relaciones basadas en intereses comunes y en su reputación virtual, entre ellas: Airbnb, BlaBlacar, Eatwith, Etecé, Socialcar…
· 28% de las plataformas (35% de las españolas) están orientadas a la transacción: su objetivo es facilitar intercambios prácticos entre sus usuarios, entre ellas: Segundamano, Homeaway, Amovens, Creciclando…
· 26% de las plataformas (10% de las españolas) estudiadas están orientadas a la comunidad y se plantean objetivos como mejorar la cohesión social o promover hábitos de consumo sostenibles. En este grupo en España destacan Huertos Compartidos y La Colmena que dice Sí.
En definitiva, todos estos modelos son útiles para los usuarios, pero solo una pequeña parte de las plataformas se plantea como misión la mejora social de la comunidad.
Y esto nos lleva al siguiente punto por el cual se han generado innumerables contiendas; ¿Es realmente la economía colaborativa, y por consiguiente la actividad económica de Airbnb beneficiosa para el entorno en los cuales actúa?
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| Fuentes: http://bit.ly/2AAkG8Q |
Si bien es cierto, en los orígenes de este tipo de economía se atacaba al capitalismo de las grandes empresas, inspirado en el consumismo y posesión de bienes, y se buscaba un modelo más sostenible, más social en el cuál las bases primordiales eran la confianza entre los usuarios, el respeto y compartir los bienes de cada uno con otras personas.
Pero la extensión de las empresas de economía colaborativa, con sus valores y beneficios para el usuario final, no implica que en el camino no se den actitudes reprobables.
Existen muchas personas que respetan la razón de ser de este tipo de plataformas, respetando sus ideales y llevando a cabo actividades legales y sostenibles. Pero no hay que olvidar que también existen personas especulativas, que buscan su propio bienestar, que aprovechan los agujeros negros de la legalidad y la ingeniería fiscal para obtener el mayor beneficio.
Se ha criticado mucho a la plataforma Airbnb, porque según dicen sus detractores, lejos de abrir paso a un acceso a la vivienda igualitario, su auge está acentuando la desigualdad social en la geografía de las ciudades.
El proceso de gentrificación , con el consiguiente encarecimiento del costo de vida, se extiende desde el centro de ciudades como Madrid y Barcelona a cada vez más barrios, expulsando a los habitantes más pobres y dedicando en su casi totalidad las viviendas para alquileres vacacionales o de uso turístico.
Como en todo, siempre hay aduladores y detractores, unas personas ganan y otras pierden. Los residentes de estos barrios masificados por la actividad turística se quejan pero los dependientes de los comercios de los barrios están contentos porque reciben más ingresos. La cuestión es equilibrar las fuerzas y encontrar la manera de regular este tipo de actividades para que en la balanza pesen más los beneficios que los perjuicios.
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| Fuente: http://bit.ly/2jXIEVt |
De un modo u otro, lo que está claro que este tipo de empresas basadas en la economía colaborativa han recibido muy buena aceptación por parte de loas usuarios y su actividad está y seguirá estando los próximos años en un considerable auge.
Dichas actividades cambian la dinámica urbana, la geografía, las relaciones humanas y la forma de comportarnos en la urbe.
El turista 2.0 aterriza en las capitales del mundo buscando, en un breve periodo de tiempo, visitar los puntos neurálgicos de sus destinos. Para ello, necesita una localización estratégica que el fenómeno de alojamientos vacacionales Airbnb ofrece más que la forma tradicional hotelera, según una investigación de la Universidad Complutense de Madrid, comentada con anterioridad.
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| Fuente: https://bit.ly/2H5ZdXW |
En la imagen de la izquierda, podemos observar la diferencia de los precios medios por noche y habitación que ofrecen los hoteles ( en color naranja) y las plataformas como Airbnb (en azul).
Como podemos apreciar, dista mucho de ser equitativo, ya que en muchas de las ciudades la gran oferta de habitaciones en plataformas de economía colaborativa ha hecho que el “revenue management” de los hoteles se vea afectado y tengan que ofertar sus habitaciones a precios más económicos. Por otro lado, en las otras ciudades las habitaciones de Airbnb son mucho más económicas que la tarifa de los hoteles, adecuándose de esta forma al espíritu de la economía colaborativa accesible para todos los bolsillos.
Este tipo de economía plantea importantes retos legales. Sin embargo no podemos vivir la economía colaborativa como un elemento que lo distorsiona todo, porque estos modelos han aparecido para quedarse y se consideran el presente y el futuro de la economía global, lo que está claro es que han de ser reguladas, y no se trata de aprobar una norma general al respecto, sino de adaptar las diferentes normativas existentes a esta nueva realidad, ya que la economía colaborativa no es un sector empresarial específico, sino un modelo económico con múltiples actividades en el que no tiene sentido plantear una norma general y transversal.
Queremos concluir este post con una serie de datos interesantes referentes a Airbnb, para que junto con toda la información detallada anteriormente, podamos reflexionar sobre el presente de este tipo de plataformas y pensar en cómo podríamos colaborar para hacer de las mismas, una actividad más innovadora, social y sostenible.
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| Fuente: https://bit.ly/2JjaM37 |
·En concreto, 700.000 catalanes se hospedarán este año en casas de particulares gracias a Airbnb, lo que supone aproximadamente el 10 % del total de la población de Cataluña.
·Más de 40 millones de personas en todo el mundo han utilizado Airbnb, que está presente en 35.000 ciudades de 190 países y que ofrece más de 1,2 millones de anuncios de alojamientos, 100.000 de ellos en España.








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